Aunque el artista español Antonio López es más conocido por
sus trabajos como pintor, su trayectoria como escultor también es
significativa. Interesado por la escultura desde que era alumno de Bellas Artes,
esta forma de expresión artística ha llegado a ser para él un medio tan
importante como la pintura, especialmente de cara a representar la figura
humana. En este formato, su obra más laureada es la que tiene por título Hombre
y mujer (1968-1994). Está formada por dos figuras desnudas en las que López trabajó a lo largo de veintiséis años, con largas interrupciones
y cambios de rumbo, y sobre las cuales el artista opinó -Ha llegado el momento
de decir basta, y si le falta algo que le falte. Yo he cambiado en este tiempo,
en mi interior, y eso se refleja en el hombre. En ella me quedé en 1973 y por
eso tienen cierta diferencia de carácter.
Hombre y mujer tiene su origen en el fuerte interés del artista por
el canon de las proporciones humanas, aunque finalmente, durante el transcurso de la creación de las esculturas, la figura del
hombre adquirió una notable desproporción con respecto a la figura femenina. Ambas están talladas, ensambladas y policromadas en madera de abedul y sus dimensiones son de 195 x 59 x 46 cms para él, frente a los 169 x
42 x 38 de ella .
En un principio estas obras fueron adquiridas en 1973
en Londres por la coleccionista Dorothy Weicker que nunca llegó a tenerlas en
posesión ya que el artista se las llevó a su estudio para seguir trabajando en
ellas. Tiempo después las esculturas pasaron a ser propiedad de una fundación creada por Weicker hasta que posteriormente fueron adquiridas por la empresa española Repsol YPF que, por extraño que suene, las donó al Museo de Arte Contemporáneo Reina Sofía en concepto de donación como pago de impuestos.
Gracias a ello, desde el año 2001 Hombre y Mujer, junto con 19 de sus
dibujos preparatorios, ocupan un lugar privilegiado en las salas de exposición
permanente del museo dedicadas al realismo. Al separarse definitivamente de las figuras, su autor Antonio López declaró -La
pareja me ha hecho mucha compañía, pero se quedan en un buen sitio.
Como anécdota personal diré que impresiona mucho observarlas en vivo, hay algo en ellas de una crudeza ligeramente inquietante y sumamente hipnótica; es como si dos personas vivas y desnudas se hubiesen quedado petrificadas delante de tus narices; parecen esas estatuas vivientes que pueden verse a veces por las calles; tanto es así que, en una ocasión, llegué a pasar miedo cuando por casualidad me di cuenta de que me había quedado por completo a solas con ellas en
la enorme sala del Museo Reina Sofía donde están expuestas.
Si os apetece disfrutar de más esculturas hiperrealistas asombrosas, podéis visitar en este blog la siguiente publicación Ron Mueck: Esculturas extraordinarias