¿CONOCES A ESTOS ANGELOTES?


Si vives en el planeta Tierra, lo más probable es que la respuesta sea afirmativa; lo que quizás no sepas es que no son una obra por sí misma sino que forman parte de un enorme cuadro pintado por Rafael Sanzio entre 1513-14 llamado La Madonna Sixtina.


Aunque La Madonna Sixtina es uno de los iconos del Renacimiento, no sería tan conocida por el gran público sino fuera por los famosos querubines que posan en el alfeizar del cuadro y  que se han convertido en la auténtica seña de identidad de esta obra. Este tipo de angelotes pequeños, regordetes, con mofletes rosados y expresión tierna, aparecen por primera vez durante el Renacimiento, y se les denominaba putti, término derivado de la palabra putto, que significa niño en italiano.
Esta obra maestra fue un encargo realizado por el Papa Julio II con intención de decorar el altar mayor de San Sixto (Piazenta), aunque hay otras teorías que aseguran que podría tratarse de un trabajo para la tumba de Julio II, una vez desestimada la propuesta de Miguel Ángel. Fuera como fuese, este enorme óleo puede contemplarse actualmente en el Museo de Desde (Alemania).
La Madonna Sixtina, además de los célebres y entrañables angelotes, cuenta con varias curiosidades más. La escena del cuadro nos muestra a San Sixto y a Santa Bárbara abriendo paso a la Virgen y al Niño que descienden desde el cielo al mundo terrenal.
 Se cree que los modelos para los personajes fueron el propio Papa Julio II para el santo, una sobrina de éste para la santa, y Fornarina, la amante de Rafael, como modelo para la virgen.
Otro de los detalles curiosos es la mano derecha de San Sixto, que el pintor representó con seis dedos. El motivo de la anomalía se encuentra en el simbolismo que el número seis tuvo durante el Renacimiento: representaba la capacidad de tener un sexto sentido o la capacidad para interpretar sueños proféticos. En este caso está claro el valor simbólico, porque además de los seis dedos, en el cuadro hay seis figuras y Sixto significa seis en latín.

detalles de la madonna sixtina