Las estatuas vivientes o estatuas humanas tienen su origen
en el teatro callejero. A lo largo de la historia se encuentran numerosas
manifestaciones de esta expresión artística. Se cree que puede remontarse a una
práctica que tenía lugar en la antigua Grecia, una época en la que, para no ser detectados, los enviados
especiales para espiar al enemigo. se disfrazaban de estatuas.
Se sabe que durante la Edad Media y el Renacimiento las estatuas
vivientes eran comunes en celebraciones y fiestas. También, en ciertas
ciudades, era habitual su presencia para flanquear las entradas por donde reyes
y gobernantes pasaban.
Actualmente, en las calles más transitadas de las
principales ciudades del mundo, muchos artistas utilizan su cuerpo como soporte
de expresión artística. Los actores y actrices convertidos en estatuas
vivientes invierten horas usando el maquillaje necesario y la indumentaria adecuada
para crear su personaje, además montan un escenario creíble a pie de calle que les
ayude a rematar la representación urbana donde permanecerán inmóviles durante
largos periodos de tiempo. Esta quietud absoluta se rompe durante ciertos instantes en
que interactúan con el público realizando nuevas poses que complementan su interpretación.
Para desarrollar este arte es necesario realizar un duro trabajo previo que se logra con mucha práctica, grandes dosis de paciencia y un control físico extremo. Muchos son verdaderos maestros de la caracterización y el uso del cuerpo, consiguiendo con ello despertar la admiración más entregada de quien se para a contemplarles.
Como homenaje y valoración de su saber hacer, cada año se
celebra el Campeonato del Mundo de estatuas vivientes en la población holandesa
de Arnhem, en donde multitud de actrices y actores llegados de todo el mundo ponen
a prueba sus caracterizaciones y sus propios límites físicos.
más estatuas vivientes en LA EXPRESIÓN DE LA INEXPRESIÓN