La obra Pubertad se trata del trabajo más sincero y explícito de Edvard Munch sobre el despertar de la sexualidad, una de las principales experiencias de lo que él entendía como el enojoso camino de la vida. Este cuadro lo pintó en Berlín, donde su amigo Adolf Paul describió así al pintor trabajando:
–En el borde de la cama se sentaba una muchacha desnuda. No era una santa, pero había en sus ademanes algo inocente, esquivo y tímido; precisamente las características que habían impulsado a Munch a retratarla, y ella estaba allí sentada, en la deslumbrante luz del claro sol primaveral, mientras la sombra proyectada por su cuerpo detrás y sobre ella parecía el destino.
En Pubertad, la muchacha adopta la cruda pose frontal utilizada a menudo por el artista en sus trabajos: con una apariencia inocente y vulnerable, las rodillas apretadas, los delgados brazos
cruzados delante del cuerpo y una intensa mirada en sus ojos enormes.
Seis años antes, en 1889, Munch había pintado otro cuadro sobre el mismo
tema pero fue destruido.
Pubertad (1895) Dimensiones: 150x111 cms
La impresión general que transmite la pintura es de tensión y fragilidad, como si fuera la misma que provoca el temor de experimentar los cambios que se producen en el cuerpo a esa edad.
Esa tensión e incomodidad queda patente en las manos de la protagonista
que las cruza con rigidez sobre el regazo.
La fragilidad queda acentuada por la postura encorvada
de la parte superior del cuerpo de la joven.
Detrás de ella, su sombra se alarga como una nube amenazadora. Munch escribió que
tenía miedo de su propia sombra porque veía en ella un recuerdo de la muerte.
¿Y su rostro, os habéis fijado bien en él? En la cara de la chica hay algo pétreo, como si estuviera intentando mantener una integridad forzada mientras soporta tal grado de desnudez. Me da que es la que tendríamos la mayoría en medio de una escena así, ya fuese en la pubertad o la madurez ;-)