Esta publicación que bien podría haber titulado Sesión de Fotos comienza con una pregunta muy sencilla: ¿Os gusta la fotografía? A mí me encanta desde muy pequeña, creo que empecé a desear tener una cámara de fotos a los ocho o nueve años. Lo deseaba con una fuerza que hasta dolía y, después de mucho tiempo dando la lata en casa, conseguí que me regalasen una por Reyes cuando aún tenía diez años; es la que se ve en las siguientes imágenes: una Premier a la que se le metían unos carretes muy estrechos de 16 mms.
Nunca he sabido por qué (quizás se deba a que creo que siempre he sido una persona altamente observadora) me han interesado mucho los aparatos y utensilios para captar imágenes o para conseguir observar mejor: cosas como cámaras de fotos y vídeo, lupas, prismáticos... Hasta conseguí también siendo cría que me regalaran por mi cumpleaños un microscopio y un telescopio para ver las estrellas; era como si necesitase patológicamente verlo todo.
Aunque ya no poseo la mayoría de esas cosas que tanto me fascinaban, sí que continúo guardando como un tesoro todas las cámaras de fotos que han pasado por mi vida de una manera u otra: mi primera máquina, la Polaroid de los años `70 con la que se tomaron la mayoría de imágenes familiares de esa época, antiguallas ochenteras, la primera réflex con la que di clases de fotografía, la cámara de un sólo uso, una de las primeras cámaras digitales que Canon lanzó al mercado allá por comienzos de los años 2000 (todo un armatoste si la comparamos con lo compactas que son ahora)... En fin, una pequeña colección de unos quince aparatos a la que le tengo cariño y que os estoy mostrando en estas imágenes-retrato que he conseguido gracias al trípode y al autodisparador 😉
Hay quien opina que la fotografía analógica era más bonita y tenía más mérito que lo que ocurre hoy en día gracias a la digitalización, pero yo no lo creo así, todo lo contrario, pienso que lo que ha sucedido es que el espectro del mundo de la imagen se ha ampliado y que, afortunadamente, se abaratado muchísimo; porque lo que no he contado es que, una vez que conseguí la cámara de fotos que tanto deseaba, luego me tocó suplicar para que me compraran carretes, y después para costear el revelado; en serio, era casi una odisea poder sacar adelante sesiones de fotos para el álbum o para mis murales experimentales, así que no seré yo quien se queje de la era digital.
Bueno, me imagino que todos tenemos nuestras particulares anécdotas en cuanto al mundo de la fotografía se refiere, y esta ha sido una de las mías. Seguro que los que sois de mi edad (38) o más mayores, estáis disfrutando mucho de la modernización. Seáis de la generación que seáis, termino esta publicación deseándoos buenas fotos 😉 y dejando por aquí algunos de mis pinitos fotográficos por si os apetece echarles un vistazo. Chao
julio 2017