Adoro las acuarelas. Si pudiera me compraría todas las que
se cruzan en mi camino y que encuentro magníficas. Por este amor a ellas, en
esta ocasión comparto con vosotros un retrato que me ha cautivado por su realismo
casi fotográfico y porque se sale de lo convencional gracias a la pose de la
protagonista y al momento representado: justo después de la ducha.
Me
hubiera encantado haberlo hecho yo ;-)