CREAR NOS CREA - CONSTRUIR NOS CONSTRUYE

No importa si los cuadros que pintas nunca llegan a venderse o si ni tan siquiera cuelgan en otras paredes que no sean las de tu casa; no tiene nada de malo hacer fotos bonitas que sólo mires tú; es lo de menos escribir poemas que pocos o nadie sientan o redactar un libro que no se lea. No importa si la música que compones sólo la escuchan los transeúntes de un parque, tampoco es importante si la obra que has realizado es buena o un auténtico bodrio, ni si recibes más o menos aprobación o audiencia por las entradas que publicas en tu blog. Cualquier tipo de creación que practiquemos nos crea a su vez mientras la realizamos:  nos supone un aprendizaje, genera nuevas ideas, plasma pensamientos que si no se sacasen quedarían estancados y desaparecerían, ejercita ciertas aptitudes, se convierte en un agradable pasatiempo, enciende esa parte de nosotros que sólo puede conectarse mediante la creación... consiste en definitiva de un enriquecimiento personal susceptible también de servir y enriquecer de algún modo a otros si se acercan a él.  Y es que crear es vida y construir nos construye.  


Las siguientes palabras que reflexionan sobre la construcción del ser, las encontré hace tiempo en el folleto sobre una exposición artística organizada por el Museo Guggenheim Bilbao que se titulaba La Torre Herida por el Rayo. Siempre me ha parecido que hacen una reflexión muy interesante e inspiradora y me gustaría compartirlas con vosotr@s. Dicen así:
Intentar lo imposible ha sido una de las constantes del comportamiento humano a lo largo del tiempo. Esta voluntad se ha manifestado en todas las actividades individuales y sociales, proporcionando conocimiento y conformando la idea de progreso. El arte no sólo ha testimoniado históricamente ese esfuerzo en imágenes (con la representación del mito de la Torre de Babel, entre otras),
sino que desde hace  más de un siglo ha sido un terreno en el que los intentos
por alcanzar lo inalcanzable se ha producido de un modo intenso y singular.



Algunos artistas contemporáneos, como ciertos predecesores suyos, no han frenado este impuso a pesar de ser conscientes del hecho de que (¿probablemente?) nunca lograrán el éxito en sus empresas. Les anima la insatisfacción por el estado de las cosas que contemplan, son unos inconformistas que pretenden modificar lo inevitable, ejecutar lo irrealizable, desarrollar lo impracticable... se refieran a ellos mismos, a otras personas o a ciertas ideas. La imposibilidad de desplegar estos planes no es excusa para abandonarlos; y no importan la desmesura, ni lo inabarcable, ni lo ininteligible, ni el fracaso final que pueden llegar a presentir porque, en la construcción del proyecto, lo importante no es el proyecto en sí sino la construcción de la persona