Como introducción a esta serie de tres entradas tituladas de igual manera, empezaré admitiendo que yo no soy ni mínimamente aficionada al mundo de la moda; de hecho, hasta hace unas pocas semanas, me cabreaba bastante escuchar que la moda es arte y, alguna que otra vez, me he indignado al enterarme de que en este o en aquel museo se iba a dedicar una exposición a los trabajos de tal o cual diseñador. <<¡¿De qué coño van?!>> he pensado cada vez que me enteraba. Aún recuerdo cómo en la época en la que la princesa Letizia estaba a punto de casarse con el príncipe Felipe, paseando junto a un amigo una tarde por el Museo Reina Sofía, nos topamos con una exposición dedicada al diseñador Manuel Pertegaz (anotemos que este señor había sido el elegido para diseñar el vestido de novia de la princesa), y le comenté a mi acompañante que no sabía qué leches pintaban unos trapos para petardas dentro de un museo de arte por muy bonitos que fueran. Supongo que mi estupor surgía del hecho de haber relacionado siempre el mundo de la moda con el universo del petardeo, la frivolidad, las apariencias y la estética elitista para unos cuantos.
El caso es que hace unas semanas ocurrió algo que me sorprendió: buscando un documental en youtube que me había perdido en la televisión, mis ojos repararon en un título que me resultó llamativo porque no me terminaba de creer que alguien se hubiera molestado en
hacer un documental sobre una revista de moda; el documental en cuestión se llama Vogue, el número de septiembre, y aunque la verdad es que al principio no le hice ni caso, después, leyendo algo así como –... en él podemos observar a Anna Wintour, o lo que es lo mismo, la mujer que inspiró el personaje de la película El diablo viste de Prada...- no pude evitar exclamar para mí misma -¡¡¡¿¿QUÉ??!!!- y ponerme a verlo.
Hará cosa de cuatro o cinco años vi esa película: El diablo viste de Prada, que no es una historia que recomiende ni que deje de hacerlo (sencillamente puede decirse que para pasar el rato), pero que a mí para lo que realmente me sirvió, a parte de para entretenerme, fue para enterarme de que el guión estaba basado en un libro con el mismo nombre, y que la autora lo había escrito recordando su experiencia personal como empleada en una famosa revista de moda y en su relación con la directora de la misma. Yo, cuando vi la peli, me dije que era imposible que alguien (el personaje interpretado por Meryl Streep) pudiera ser tan fría, tan estricta, tan altiva y tan despectiva y déspota con sus empleados-as, y que se debía haber sobreexagerado el personaje a propósito para hacerlo más cinematográfico; pero resulta que no, que es real, que la autora de El diablo viste de Prada trabajó para Vogue bajo las exigentes órdenes de Anna Wintour = la directora suprema de la revista, y que escribió su novela recordando todo lo que había vivido allí: una especie de infierno de frivolidad, parece ser.
Como no hay nada mejor que ver las cosas con tus propios ojos, para comprobar hasta qué
punto era similar el personaje de la peli con el de la realidad, acabé pinchando en el documental Vogue, el número de septiembre, y afortunadamente me lo tragué ENTERO; y digo afortunadamente porque descubrí algunas cosas que me parecieron curiosas a la par que interesantes. ¿Cuáles?
Primero: que en el film queda muy bien reflejado buena parte de lo que ocurre en la trastienda del mundo de la moda, que resulta que es mucho más estimulante que las tonterías que nos enseñan en los medios.
Segundo: la GRAN CANTIDAD de trabajo, de tiempo y dinero que conlleva editar una revista de tirada masiva e internacional como Vogue.
Tercero: que la tal Anna Wintour es muy parecida al personaje de Meryl Streep, digamos a un 70%.
Primero: que en el film queda muy bien reflejado buena parte de lo que ocurre en la trastienda del mundo de la moda, que resulta que es mucho más estimulante que las tonterías que nos enseñan en los medios.
Segundo: la GRAN CANTIDAD de trabajo, de tiempo y dinero que conlleva editar una revista de tirada masiva e internacional como Vogue.
Tercero: que la tal Anna Wintour es muy parecida al personaje de Meryl Streep, digamos a un 70%.
Y cuarto: me quedé gratamente ASOMBRADA con el lado artístico y creativo de la moda en cuanto a lo que a fotografía y puestas en escena se refiere. Hasta me pregunté un poco enfadada cómo leches no me había dado cuenta antes de lo estrechamente relacionados que están.
Aunque es verdad que después de ver este documental mi percepción sobre ese ámbito se ha ampliado y han caído varios y fuertes prejuicios, sigo creyendo que la moda no puede catalogarse ciertamente como ARTE, pero sí que he de admitir que me he dado cuenta de que, si dejas a un lado el dichoso petardeo banal que recibimos continuamente desde ciertos sectores de los medios de comunicación, puedes percibir y disfrutar de las numerosas facetas cargadas de connotaciones creativas y artísticas manifestadas en el mundo de la moda; y eso la verdad es que resulta de lo más interesante. Así pues, para ilustrar y explicar un poco estos gratos descubrimientos, en Todos contra el Arte, dedico dos publicaciones más en homenaje al lado artístico de la moda que podéis ver pinchando aquí
Aunque es verdad que después de ver este documental mi percepción sobre ese ámbito se ha ampliado y han caído varios y fuertes prejuicios, sigo creyendo que la moda no puede catalogarse ciertamente como ARTE, pero sí que he de admitir que me he dado cuenta de que, si dejas a un lado el dichoso petardeo banal que recibimos continuamente desde ciertos sectores de los medios de comunicación, puedes percibir y disfrutar de las numerosas facetas cargadas de connotaciones creativas y artísticas manifestadas en el mundo de la moda; y eso la verdad es que resulta de lo más interesante. Así pues, para ilustrar y explicar un poco estos gratos descubrimientos, en Todos contra el Arte, dedico dos publicaciones más en homenaje al lado artístico de la moda que podéis ver pinchando aquí
Noviembre 2013