Había una vez un tipo que se vistió de gala para presentarse ante una dama.
Hubo una vez una dama que empequeñeció a un galán y le clavó la mirada con furia.
Había una vez un corazón que anhelaba ser entregado y un corazón en el que no quería que entrase Nada ni Nadie.
Hubo una vez una seducción frustrada, una erótica que no se produjo y un amor que no pudo ser porque la fuerza de unos ojos implacables que podían romper almas y detener mundos lo zanjó todo. He aquí su representación gráfica:
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