El cuadro La noche estrellada es uno de los más famosos y alucinantes de Van Gogh. Esta pintura muestra con gran fuerza e intensidad la personal y profunda manera que el pintor tenía de percibir y plasmar la naturaleza, proyectando sus emociones sobre las cosas que veía a su alrededor.
Esta obra fue realizada en junio de 1889 durante su estancia en el sanatorio de Saint Rémy. En esta época Van Gogh había abandonado la fe cristiana, pero escribió que todavía tenía –una necesidad terrible, si puedo emplear esta palabra, de la religión. Por ello salgo de noche a pintar las estrellas.
La noche estrellada (1889) - medidas: 73X92 cms
Aunque la pintura holandesa tiene una larga y arraigada tradición de escenas al claro de luna, ningún artista hasta entonces había representado con tal intensidad la sensación de majestad y belleza del universo. En el cuadro La noche estrellada, el cielo, las estrellas y la luna creciente están unidos por un movimiento ondulatorio que involucra irremediablemente al espectador en la escena. Aunque la obra pueda hacer pensar que nació de un arrebato impulsivo del artista,
Vincent Van Gogh la pintó tras un largo estudio.
En ella, hasta los árboles que se recortan contra el cielo han sido meticulosamente estudiados para dar a la composición un desarrollo equilibrado. Los cipreses, en primer plano, se elevan como una llama, pero su color oscuro les da el peso que sirve para “anclar” la composición general, de forma que el movimiento que atraviesa el cielo no resulte sofocante.
Las espirales de luz inundan que el escenario crean una representación muy estilizada de la galaxia, y las estrellas magnificadas están logradas a base de arremolinados halos de luz, como si estuviesen girando en el cielo.
Además, la luna creciente emana tal resplandor que casi parece un sol.
Creo que esta noche estrellada no sólo es uno de los cuadros más espectaculares y bonitos que hizo Van Gogh, sino que también lo es de toda la Historia del Arte. La fascinación que causa y la fuerza que transmite son ineludibles y toda una invitación a salir a mirar el cielo nocturno, sentir en lo más profundo de nosotros su belleza, y fundirnos con ella.
Fuentes para la elaboración de este artículo:
transcrito desde el monográfico Vincent Van Gogh
transcrito desde el monográfico Vincent Van Gogh
(Colección Grandes Maestros de la Pintura. Ediciones
Altaya, S.A. 2001)