En muchas ocasiones nos sucede que después de haber realizado una sesión o salida fotográfica y haber conseguido 70, 80 o 100 instantáneas que creíamos que merecían la pena, al visionarlas de nuevo tras la emoción del momento, nos damos cuenta de que ni la mitad de ellas nos satisfacen verdaderamente y decepcionados comenzamos a borrarlas o las conservamos como imágenes menores con las que no sabemos muy bien qué hacer. Éste era un mal que yo solía sufrir hasta que hace años, tras visitar una feria de Arte, observé maravillada cómo muchos artistas cogían fotografías que la mayoría de la gente menospreciaría, y las reinventaban consiguiendo imágenes geniales. Así aprendí que una mediocre o insatisfactoria instantánea podía convertirse en algo nuevo y de provecho si la miraba desde otra perspectiva; si pasaba de observarla como un descarte fotográfico a una nueva posibilidad creativa.
Mirad, las fotografías que acompañan a esta publicación son descartes que, transcurrido un tiempo sin verlos y gracias a un toque de diseño gráfico básico realizado con el infravalorado programa Paint, adquirieron un nuevo rumbo y lograron convertirse en pequeñas historias.
Para conseguir esto simplemente has de mirar la imagen que prefieras sin pensar, sin juzgarla, sin prisas, casi olvidándote de lo que es, y entonces, en algún momento, a la mente le sugiere algo con lo que no contabas y aparece una frase que queda perfectamente relacionada con lo que ves. (La artista Carmen Calvo lo hace con frecuencia, por cierto).
A veces es muy sorprendente lo que emerge. Una vez la tienes, te toca ponerte a juguetear con el programa de diseño que más te guste (ya digo que con Paint se puede hacer con bastante facilidad) y el resultado será que unos descartes que antes menospreciabas, pasan a convertirse en imágenes bastante chulas que puedes compartir en tus redes.
Aunque yo en este caso he utilizado autorretratos, también te puedes inspirar con otros motivos. Si además os encontráis en la situación de que queréis promocionar algún lugar como pueda ser por ejemplo vuestro propio blog, también podéis usar ese diseño gráfico básico del que os he hablado en fotografías que no tienen por qué ser extraordinarias para ayudaros con vuestro fin.
Mirad, las fotografías que acompañan a esta publicación son descartes que, transcurrido un tiempo sin verlos y gracias a un toque de diseño gráfico básico realizado con el infravalorado programa Paint, adquirieron un nuevo rumbo y lograron convertirse en pequeñas historias.
Para conseguir esto simplemente has de mirar la imagen que prefieras sin pensar, sin juzgarla, sin prisas, casi olvidándote de lo que es, y entonces, en algún momento, a la mente le sugiere algo con lo que no contabas y aparece una frase que queda perfectamente relacionada con lo que ves. (La artista Carmen Calvo lo hace con frecuencia, por cierto).
A veces es muy sorprendente lo que emerge. Una vez la tienes, te toca ponerte a juguetear con el programa de diseño que más te guste (ya digo que con Paint se puede hacer con bastante facilidad) y el resultado será que unos descartes que antes menospreciabas, pasan a convertirse en imágenes bastante chulas que puedes compartir en tus redes.
Aunque yo en este caso he utilizado autorretratos, también te puedes inspirar con otros motivos. Si además os encontráis en la situación de que queréis promocionar algún lugar como pueda ser por ejemplo vuestro propio blog, también podéis usar ese diseño gráfico básico del que os he hablado en fotografías que no tienen por qué ser extraordinarias para ayudaros con vuestro fin.
Os muestro más ejemplos que he realizado en el enlace Mis Reinvenciones Fotográficas
