No descubro nada nuevo si digo que el fotógrafo Chema Madoz
es bueno, MUY BUENO,
y que es muy difícil no quedar atrapada de manera
instantánea por la
sencillez y el ingenio de sus composiciones fotográficas.
sencillez y el ingenio de sus composiciones fotográficas.
Una vez vi por la tele una entrevista que le hicieron en su
estudio y podía verse que el lugar estaba lleno de objetos que todos tenemos en
casa: vasos, cerillas, una escalera de mano, libros, trozos de cuerda, espejos…
El problema para la mayoría de nosotros es que, cuando miramos esas cosas, no
percibimos nada, no conseguimos captar significados o utilidades más allá de lo
que estamos acostumbrados y a penas les prestamos atención; esto es justo todo
lo contrario que le sucede a Chema Madoz, un creador que puede transformarlas
con sus manos y su mirada en
objetos nuevos y sorprendentes de una forma TAN AUDAZ Y SENCILLA que, al mirar sus fotos,
objetos nuevos y sorprendentes de una forma TAN AUDAZ Y SENCILLA que, al mirar sus fotos,
acabas preguntándote casi con rabia
<<¡¿ Por qué no se me ocurre esto a mí?!>>.
Con un estilo propio e inconfundible, este fotógrafo
madrileño de reconocimiento internacional, nos recuerda que no todo es lo que
parece y que, ocultos entre lo cotidiano, existen nuevos mundos, nuevas
imágenes que alteran la percepción de la realidad más inmediata.