AMOR, OBSESIÓN Y TRAGEDIA: Picasso

En Todos contra el Arte  nos referimos en esta ocasión a un aspecto que resultó de crucial importancia a lo largo de la obra de Pablo Picasso: las relaciones sentimentales que mantuvo y en las que tantas veces se inspiró para crear sus cuadros. ¿Sabías que en la vida de este artista hubo un buen número de mujeres y que muchas de ellas aparecen en sus creaciones? ¿Sabías que varias de esas relaciones terminaron con finales verdaderamente dramáticos?


Desde su primer gran amor, Fernande Olivier, a quien conoció en 1904, hasta su segunda esposa, Jacqueline Roque, la fiel compañera junto a la que vivió durante los últimos años hasta morir en 1973 a los 91 años de edad; las mujeres fueron fuente de inspiración para su trabajo en el que el tema del amor y el erotismo ocupan un lugar destacado.


Las relaciones sentimentales de Picasso fueron a menudo inestables, y muchas de sus compañeras no consiguieron superar que las abandonara. Por ejemplo, Olga Koklova, su primera esposa, tras la ruptura de su matrimonio llegó al borde de la locura, y se presentaba en las exposiciones u otros lugares públicos en los que él apareciera para cubrirlo de injurias.


Picasso, tras una fuerte crisis matrimonial que terminó en la separación de Olga y él, entabló una relación sentimental con una chica de diecisiete años que había conocido en enero de 1927 cuando el artista tenía cuarenta y cinco. La relación con ella sólo duró un par de años pero su joven amante Marie-Thérèse Walter continuó obsesionada con él el resto de su vida y se suicidó en 1977.


 Después, en 1937, la fotógrafa yugoslava Dora Maar ocupó el lugar de Marie-Thérèse 
en el corazón de Picasso. Ella fue quien se ocupó de documentar fotográficamente el proceso de creación del Guernica. Dora y el pintor permanecieron juntos hasta 1943, y tras su separación, enfermó mentalmente sufriendo una grave depresión psicótica que la llevó a ingresar en un hospital psiquiátrico donde inició tratamiento con electrochoques y, posteriormente, un largo proceso de psicoanálisis en el que llegó a pronunciar la pavorosa frase -después de Picasso, sólo Dios-.
Dora nunca fue capaz de establecer nuevas relaciones afectivas estables tras el abandono del artista.


Tras Dora, Françoise Gilot apareció en la vida del pintor. También pintora, vivieron una relación que duró diez años, y en la que tuvieron dos hijos: Claude y Paloma. Françoise fue la única mujer que dejó a Picasso antes de ser abandonada y éste la consideró una traidora. Cuando la relación con ella terminó, su lugar fue ocupado rápidamente por Jacqueline Roque. 


Al igual que Marie-Thérèse, también Jacqueline, después de la muerte de Picasso
se mostró incapaz de seguir adelante sola y se quitó la vida en 1986.


Dos de las amantes del pintor escribieron libros reveladores sobre él, libros que Picasso trató en vano de impedir que se publicasen. Eran Picasso y sus amigos (1933), de Fernande Olivier, y Vida con Picasso (1964), de Françoise Gilot. El libro de Gilot presenta a Picasso como un viejo y sádico Barba Azul que la plagiaba y traicionaba continuamente. El libro le ofendió profundamente y dicen que ensombreció sus últimos años de vida. 

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Fuentes para la elaboración de este artículo: monográfico Picasso
(Colección Grandes Maestros de la Pintura. Ediciones Altaya, S.A. 2001)
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