Juan Ramón Jiménez EL LOCO

El loco era Juan Ramón Jiménez, y sí que debía de tener un aspecto llamativo a lomos de su burrito Platero tal y como cuenta en la escena número 7 del libro  :-) 

Vestido de luto, con mi barba nazarena y mi breve sombreo negro, debo cobrar un extraño aspecto cabalgando en la blandura gris de  Platero.
Cuando, yendo a las viñas, cruzo las últimas calles, blancas de cal con sol, los chiquillos gitanos, aceitosos y peludos, fuera de los harapos verdes, rojos y amarillos, las tensas barrigas tostadas, corren detrás de nosotros, chillando largamente -¡El loco! ¡El loco! ¡El loco!
... Delante está el campo, ya verde. Frente al cielo inmenso y puro, de un incendiado añil, mis ojos ¡tan lejos de mis oídos! se abren noblemente, recibiendo en su calma esa placidez sin nombre, esa eternidad armoniosa y divina que vive en el sin fin del horizonte...
Y quedan, allá lejos, por las altas eras, unos agudos gritos, velados finamente, entrecortados, jadeantes, aburridos: -¡El lo...co! ¡El lo...co!

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