Día y Noche es un doble trabajo escultórico realizado por el
artista Antonio López e impulsado en el año 2002 por el Ministerio de
Fomento de España y la compañía ferroviaria Renfe con motivo de la
modernización y remodelación de la madrileña estación de Atocha.
En Día y Noche López retrató por partida doble la
cabeza y rostro de una de sus nietas cuando tan sólo contaba con unos meses de
edad, dando como resultado unas obras muy expresivas y simbólicas sobre
las que el artista comentó en su día -Nacieron de una relación fuerte con el
mundo y con la vida. Juntas, del mismo tamaño, me sugerían el paso del tiempo,
el día y la noche.
En la escultura titulada Día, la niña que podemos observar,
observa a su vez muy despierta y asombrada el mundo; mientras que en la
escultura llamada Noche, la imagen de la bebé aparece durmiendo.
Ambas esculturas fueron trabajadas en unidad y realizadas en
bronce desde el año 2002 al 2008. Aunque sus medidas de origen pretendían
acercarlas a la escala humana: Antonio López las ideó en principio en base a dos metros,
finalmente terminaron siendo de proporción monumental alcanzando los tres y los
más de dos mil kilos de peso. A pesar de sus colosales proporciones, las esculturas no
apabullan al espectador. -Quedan modestas, ¿verdad? Llenan, pero no interfieren
en el espacio; están viviendo una vida cerca de las personas, entre la
gente...- reflexionó López sobre la interacción.
En cuanto a su localización, el artista optó por que las obras se ubicaran en la zona de llegadas
del tren de alta velocidad AVE por considerar que ese espacio serviría para
acentuar la expresividad de las esculturas. -Es un lugar que se supone inhóspito y frío, sorprende con el contraste de la
presencia de las obras. No van a pasar desapercibidas- explicó López. La idea entusiasmó tanto
al Ministerio de Fomento como a Renfe, ya que era un emplazamiento donde las cabezas nunca dejarían de verse gracias al flujo constante de viajeros. Así, en
2008, Día y Noche se convirtieron en la primera obra escultórica de formato
monumental de Antonio López instalada en un espacio público de la ciudad de
Madrid. -Atocha fue mi entrada a Madrid cuando llegué en 1949, así que es
muy especial poder colocar mis piezas aquí- afirmó el artista. -Es un espacio
soberbio. Es una suerte crear algo para un sitio como éste. Parece que nacieran
del suelo. Quiero que cuando la gente salga del tren y se encuentre con ellas,
tenga una sensación de amabilidad y armonía. No quiero que se sientan
amedrentados. Espero que ése sea el sentimiento que la gente perciba, algo que
nos eleva a símbolos difíciles de encontrar en la escultura figurativa. Es muy emocionante y onírico.
Varios años más tarde, en 2014, parte de la estación de Atocha fue nuevamente
remodelada y
Día y Noche pasaron del vestíbulo de llegadas del AVE al emplazamiento actual en el exterior de la estación donde, personalmente, creo que han ganado en lucimiento y en su relación con el entorno.
Día y Noche pasaron del vestíbulo de llegadas del AVE al emplazamiento actual en el exterior de la estación donde, personalmente, creo que han ganado en lucimiento y en su relación con el entorno.
Como podemos apreciar, en la actual localización las
posibilidades estéticas
y narrativas se multiplican. Aquí Noche parece surgida del propio suelo de la ciudad.
y narrativas se multiplican. Aquí Noche parece surgida del propio suelo de la ciudad.
En otras ocasiones la escultura parece estar a punto de ser despertada por el sol.
Y Día parece acabar de despertar y estar sorprendida por lo que ve.
En la ubicación exterior, el transcurso de la luz a lo largo de la jornada, los colores y sombras que resultan de su paso o las condiciones meteorológicas también afectan decisivamente a estas esculturas dotándolas de matices que parecen más propios de un sueño que de la realidad.