EL VALOR DE LO ARTÍSTICO

Al entrar en la habitación que utilizo como taller creativo, un amigo dijo –Uff, ¡cómo tienes esto!- Lo comentaba porque diseminados por todas partes había rotuladores, pinceles, recortes, papel de diferentes características, carpetas grandes, algún marco, témperas… A penas se podía pasar. Yo, muy tranquila moviendo algunas cosas, respondí -¿Y qué quieres? He estado trabajando mucho.


Mirando los personajes que estaban colgados, y que tarde o temprano formarán parte de alguna acción guerrilla art, mi amigo añadió –Anda que si te pagaran por hacer todo esto, ya te habrías hecho millonaria-. Y yo, acordándome de una anécdota que os contaré a continuación, dije –Puufff... si supieras la cantidad de gente que se pregunta cómo pueden pagar por hacer estas "tonterías", alucinarías. La gran mayoría no valora en absoluto esto como un trabajo. Se creen que porque las cosas artísticas son “bonitas” no cuestan tiempo ni esfuerzo hacerlas.


Según pronuncié esa última frase, recordé aquella vez que estando en la sala municipal de exposiciones, me encontré a un conocido con el que estuve charlando a la par que veíamos los grabados sobre madera que se exponían, y al que tuve la desfachatez de oírle decir casi con indignación y desprecio la siguiente pregunta -¿¿Has visto cuánto cuestan los cuadros??
Yo, que me había estado fijando en los precios (entre 150 y 300 euros), respondí con toda naturalidad –Sí… Incluso me parecen un poco bajos...
-¡¡¿¿Qué te parecen poco??!- exclamó él más escandalizado que se le hubiera insultado.
-Pues claro…- le dije. - ¿¿¿Pero tú sabes lo que cuesta hacer esto???
No, obviamente el tío no tenía ni puta idea...



Hace mucho tiempo que tengo por costumbre, cuando me encuentro delante de las propuestas artística de otras personas, tratar de imaginármelas trabajando en lo que estoy viendo. Intento sopesar las horas que habrán necesitado para hacerlo, la destreza que requiere, el estudio previo que habrán realizado mentalmente o sobre un papel, la cantidad y el precio de los materiales usados…; y por supuesto también evaluó las ideas reflejadas, la estética, la composición, la originalidad, la técnica… Sólo por los dibujos que el autor de los grabados de la exposición de aquella tarde había tenido que hacer sobre láminas de madera antes de poner la punta caliente para realizar la pirografía, ya se merecía todos mis respetos. Cierto es que no eran muy originales: animales, flores, retratos normales y corrientes… pero sí requerían de una gran labor por la cantidad de detalles que tenían. Me imaginé que sólo dibujar cada imagen (había unos 30 grabados tamaño 30x43 cms), le habría llevado, más o menos, una hora u hora y media; y ya digo que eran unos 30; así que echad cuentas del tiempo que tuvo que emplear.
¿Cuánta gente es capaz de hacer, no sólo un dibujo digno, sino 30? ¿Y cuántas personas tienen paciencia y auténtica vocación para dedicar tal cantidad de tiempo a algo así?
Además había realizado los grabados línea a línea, pelo a pelo (cuando la imagen lo requería), detalle a detalle (ojos, boca, uñas, hojas…) ¿Cuánto se tarda en hacer eso? ¿Cuánta gente tiene cojones para ponerse con ello, y maña para hacerlo bien?


Las autoridades y celebridades, siempre mencionan en los discursos la perseverancia y la dedicación que ponen los deportistas de élite para hacer su trabajo y llegar al éxito; y yo siempre me quejo de que nadie habla nunca de la dedicación y la perseverancia que exige a los artistas profesionales y aficionados llevar a cabo sus obras. Por desgracia y falta de menciones, creo que existe una mala y errónea creencia generalizada que nos lleva a pensar que el Arte se hace así… en un arrebato… en un ratito… si estás inspirado… cuando en realidad conlleva mucho esfuerzo continuado sacarlo adelante. 
Tengo por seguro que quien no hace, no sabe de verdad, o no sabe DEL TODO, y que por ello hay tantas personas (especialmente en las redes sociales) opinando con SUPREMA IGNORANCIA y extremadamente a la ligera sobre películas, libros, programas, series, cuadros, exposiciones, fotos... etc, etc... Es increíble LO FÁCIL que es poner a parir el esfuerzo de otros. Desafortunadamente, también de manera generalizada, creo se tiene la impresión de que “lo que se ve fácil y rápido”, se hace también del mismo modo.
Un libro puede leerse en unas horas y descargarse en formato pdf en unos instantes, pero a poco que tenga 100 páginas, tarda más o menos un año en ser escrito.
Un cuadro puede verse en 20 segundos, pero lleva semanas o meses de trabajo realizarlo.
Un álbum musical se escucha en un rato, pero ¿cuánto tiempo ha necesitado para ser creado entre escribir las canciones y las partituras, ensayar, corregir, grabar...?
Los paisajes, escenas animales o las personas exóticas que aparecen en las fotos de National Geographic se pueden ver enseguida, pero hay que ir a los lugares remotos donde se tomaron las imágenes, y buscar y esperar a tener la luz apropiada, el encuadre perfecto o el escenario idóneo mientras insectos te pican, pasas un calor o un frío terribles, tienes que situarte en lugares peligrosos, comes lo que puedas y dormir donde te permita la situación.
Las películas se ven en unas horas pero entre pre producción, realización y post producción suelen transcurrir como mínimo dos añazos de trabajo intensivo.
Yo hago encantada las “bobaditas” que mi amigo se encontró al entrar en mi taller creativo, al igual que las entradas que publico en este blog, pero no por hacerlo con agrado me cuestan menos tiempo y esfuerzo.



Con estos ejemplos os pido que, si alguna vez os encontráis ante una obra de la rama artística que sea (cine, teatro, pintura, escultura….), os guste o no, LA VALORÉIS en la medida de lo posible y dentro de lo que os permita el desprecio. Os pido que tengáis presente que para hacerla ha sido necesario tiempo, esfuerzos físicos y mentales, destrezas que no todo el mundo tiene ni se ocupa de desarrollar y recursos económicos. Os invito a que os pongáis en el lugar de la persona o personas que la han llevado a cabo y sintáis el trabajo de perseverancia y entrega que supone, y que cuando hayáis hecho este pequeño “ejercicio Stanislavski” os preguntéis una cosa:
¿Cuánto cobraría yo por esto? ¿Qué precio le pondriáis a vuestros trabajos siendo ya
conscientes de que no se han hecho solos ni en un rato?

agosto 2019